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Comida "buena" y comida "mala"

Rompiendo con el mito de la "comida buena" y la "comida mala"

Durante años, muchos hemos vivido bajo una misma regla no escrita:
👉 “Esto se puede comer, esto no.”
👉 “Esto es sano, esto es no.”
👉 “Hoy he comido bien, ayer comí fatal.”

Y así, sin darnos cuenta, hemos convertido la comida en una especie de juez. Una autoridad silenciosa que define si fuimos disciplinados, valiosos, o si hoy “fallamos”.

Pero, ¿y si te dijera que esa forma de pensar es la raíz de muchos problemas alimentarios y emocionales? 😮‍💨
Hoy quiero hablarte justamente de eso. No para culpar, sino para abrir una puerta a una relación más saludable con lo que comes… y contigo mism@.

🧩 La trampa de etiquetar alimentos

Cuando dividimos los alimentos entre "buenos" y "malos", creamos una narrativa interna que no tiene base científica, pero sí consecuencias reales:

🔴 Comiste pizza: “Me he saltado la dieta.”
🟢 Comiste quinoa: “Hoy sí que me estoy cuidando.”

Esta mentalidad es peligrosa por tres razones:

1. Asocia tu valor personal con tu dieta
2. Genera culpa y ansiedad constante
3. Dispara ciclos de restricción y atracón

🍴 La comida no necesita etiquetas, necesita comprensión

No existen alimentos malos. Existen contextos, cantidades, frecuencia y sobre todo… intenciones.

🔹 Un helado puede ser autocuidado si te lo compartes en una tarde de descanso.
🔹 Una ensalada puede ser castigo si la comes con odio, obligándote porque “es lo que toca”.

Comer no solo es una necesidad fisiológica, también es social, emocional y cultural. Negar esas dimensiones solo te aleja más del equilibrio real.

🧠 ¿Y entonces, cómo se mejora la relación con la comida?

Aquí van algunos puntos prácticos que pueden ayudarte a dar el giro:

✨ Empieza a observar sin juzgar
✨ Evita hablar de la comida en términos morales
✨ Escucha a tu cuerpo, no a las reglas externas
✨ Deja espacio para el placer
✨ Perdónate cuando te salgas del guion

💬 Una última reflexión (y un reto para ti)

Imagina que pudieras comer sin culpa.
Imagina que los domingos no fueran un campo de batalla entre “merecerlo” y “compensarlo”.
Imagina que pudieras mirarte al espejo sin llevar la cuenta mental de calorías.

Ahora pregúntate:
¿Y si ese equilibrio está más cerca de lo que piensas?

👉 Empieza hoy dejando de juzgar lo que comes. Solo observa, escucha y elige desde el respeto.
No necesitas hacerlo perfecto. Solo necesitas hacerlo con conciencia.

Y si no sabes empezar, siempre puedes dejar que te ayude!